Artículo
HACIA UN FEDERALISMO COMPETITIVO Y COOPERATIVO
Firma:Pablo T.
Spiller
Catedrático de la Universidad de California. Director LECG
LLC
[ P ]"Deben introducirse normas para que los legisladores sean electos en
forma directaö, dice Spiller
** Nota **El pacto gobernadores/Nación, que
está supuestamente a punto de ser firmado por los gobernadores justicialistas
debe, una vez logrados los objetivos fiscales, incluir cambios estructurales
para evitar la repetición del conflicto que ha afectado a la Argentina en los
últimos dos años.
La meta es que el federalismo argentino deje de ser un
obstáculo al crecimiento, y se transforme en un federalismo competitivo y
cooperativo, que, respetando las diferencias regionales, promueva una
competencia sana entre las provincias y fomente la cooperación entre las
provincias y la Nación.
Existen cuatro pilares fundamentales para un
federalismo competitivo y cooperativo: respeto por las diferencias regionales;
responsabilidad por aquellos aspectos no delegados a la Nación; límites a la
discrecionalidad de la Nación, y, por último, separación de la representatividad
regional y nacional. Sin este tipo de federalismo, la recurrencia de conflictos
paralizantes, como el vivido recientemente, será inevitable.
El federalismo
argentino cumple en la letra con los dos primeros requerimientos, pero en la
realidad sólo se respetan las diferencias regionales. Las provincias, como es
bien claro, no asumen sus responsabilidades fiscales, generando continuos
déficits y "bailoutsö provinciales. El gasto provincial ha sido
nacionalizado.
Para lograr un federalismo competitivo y cooperativo es
necesario entender la razón del fracaso del federalismo argentino. Dos razones
fundamentales: por un lado, la capacidad del Ejecutivo de tomar decisiones
unilaterales y, por el otro, el poder de los gobernadores sobre la legislatura
nacional
*Labertino fiscal *
** Nota **La capacidad del Ejecutivo
de realizar cambios unilaterales en la implementación del Presupuesto, llevó a
que el aparato político haya creado lo que Mariano Tommasi, de la Universidad de
San Andrés, ha denominado "Laberinto Fiscal Federal Argentinoö. Consiste en la
maraña de normas que relacionan las fuentes impositivas a los gastos. El
impuesto al cheque es un ejemplo perfecto. El gobierno de la Nación propone un
impuesto, los gobernadores lo aceptan, pero le imponen la condición de como se
gasta. Así sucede con la gran mayoría de los impuestos, desde el IVA (el cual
especifica, por ejemplo, que el 9,9% va al Sistema Nacional de Seguridad Social,
y el 89% se coparticipa con las provincias), hasta el impuesto a los ingresos
(del cual U$S 440 millones van directamente a las provincias; U$S 20 millones a
los ATN; U$S 120 millones directamente al sistema de seguridad social; 10% a la
provincia de Buenos Aires; 4% a las provincias -excepto Buenos Aires-; 66% se
coparticipa, y 20% se manda también al sistema nacional de seguridad social).
Esta maraña genera un sistema impositivo federal excesivamente rígido, el que
financia en forma automática programas o gastos provinciales sin tomar en
consideración las necesidades reales del país. Esto impide, en momentos de
crisis, reasignar el gasto hacia lo socialmente indispensable, agravando los
conflictos sociales.
Los gobernadores provinciales se benefician tanto del
laberinto fiscal como del sistema electoral. El primero les otorga la fuerza
legal para impedir cambios fiscales unilaterales por parte del Ejecutivo. El
segundo, al otorgarles poder sobre los legisladores nacionales, les da la fuerza
política para, en momentos de crisis, imponer exigencias a la Nación. La rigidez
fiscal elimina la flexibilidad del Ejecutivo en la búsqueda de políticas
nacionales sensatas.
La razón de este laberinto fiscal se encuentra en el
exceso de discrecionalidad que el sistema argentino le otorga al Ejecutivo en la
asignación del gasto nacional. El laberinto fiscal es la forma en que las
provincias se aseguran que el Ejecutivo no desvíe fondos hacia otros propósitos
que los acordados. El costo del laberinto fiscal es muy alto. Es por ello que
para poder romper el laberinto fiscal es importante limitar la discrecionalidad
del Ejecutivo en la implementación del Presupuesto.
La creación de un
Organismo Fiscal Federal, como lo manda la Constitución, es un paso fundamental
para cumplir ese propósito. A su vez, se debe independizar al Congreso del
control de los gobernadores. Es necesario introducir normas electorales para que
los legisladores sean electos en forma directa.
Estos dos cambios crearán un
sistema federal más eficiente, con una política fiscal provincial más racional,
un Congreso más profesional e independiente y un Ejecutivo más limitado en su
discrecionalidad. Cambios que facilitarán el crecimiento sostenido
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